(O COMO UNA BANDA SE CONVIERTE EN LA FAVORITA DEL PÚBLICO)
(Fragmentos)
Por: Aleph Andra
Fotos: Eduardo Covarrubias
Viernes 20 de junio. 21:30 Centro de Convenciones Tlalnepantla. La primera vez que vi a Café Tacvba en vivo, fue en el Zócalo hace aproximadamente cuatro o cinco años, la multitud me fue llevando hacia delante con la fuerza con la que te revuelca la ola de un mar más furioso. Ya estando ahí, se complicaba la respiración dado el vapor humano que despide la euforia de una masa gigante, varias chicas salieron en brazos desmayadas, recuerdo, mi acompañante y yo comenzábamos a sentir ese malestar así que decidimos emprender la huida hacia el extremo, en la que perdí la virginidad con la mano de un extraño, mis tenis, mi chamarra y la mitad de mi blusa dada la fuerza del vaivén de la muchedumbre.En fin, siempre es una anécdota distinta esto de ir a una presentación en vivo de” los tacubos” ustedes mismos deben de tener la suya, o tal vez la del viernes 20 de junio fue su primera vez, para mi la aferrada a pasar una tercera vez por esta experiencia tacubense, aunque he de confesar, siempre vale la pena.Todo comenzó muy puntual, primero, un set sencillo por parte de los No Somos Machos, que incluyó mezclas raras de Metallica, Radiohead y demás grupos clásicos, pero ellos mismos saben lo que la gente pedía a grito puro, ese rock que salió de satélite para hacernos a todos parte de una historia urbana inolvidable llamada Café Tacvba. Así que a los 35 minutos, abandonaron humildemente el escenario para dar paso a los recién desempacados de una gira extensa por Japón.
La fila para entrar al recinto daba la vuelta por la avenida Mario Colin todavía a las 21 horas, así que los organizadores agilizaron la entrada casi a jaloneo a la voz de “apurense, apurense”.Pa pa ru papa ue ue ooooo, papa ru papa ue ue oooooooo, se entonó por primera vez. Y es de agradecerse la capacidad de asombro que aún conserva el elegante cuarteto que sabe responder con creces el cariño del público.
Y bajo ese tenor efusivo que conmueve las entrañas al ver a los niños pequeños cantar, Ixxo dedico a ellos, los más chiquitos, “Mediodía” cuyo sentido no pudo encontrar un mejor lugar que ese concierto repleto de infantes en hombros de sus padres, hermanos o primos. Tal vez su primer concierto, su primer recuerdo, su primera historia que contar.Algo tienen los de Café Tacvba que ha trascendido a lo largo de veinte años, que ha pasado por generaciones, que hacen que la gente compre sus discos y acuda a sus conciertos como si fuera la primera vez; que las chicas se desprendan de su ropa y de su respiración para entregarla ahí mismo, algo tienen que reúnen multitudes sin importar precio y condiciones, que logran juntar en el mismo lugar a niños, jóvenes y ancianos. Ese algo, se llama...
La fila para entrar al recinto daba la vuelta por la avenida Mario Colin todavía a las 21 horas, así que los organizadores agilizaron la entrada casi a jaloneo a la voz de “apurense, apurense”.Pa pa ru papa ue ue ooooo, papa ru papa ue ue oooooooo, se entonó por primera vez. Y es de agradecerse la capacidad de asombro que aún conserva el elegante cuarteto que sabe responder con creces el cariño del público.
Y bajo ese tenor efusivo que conmueve las entrañas al ver a los niños pequeños cantar, Ixxo dedico a ellos, los más chiquitos, “Mediodía” cuyo sentido no pudo encontrar un mejor lugar que ese concierto repleto de infantes en hombros de sus padres, hermanos o primos. Tal vez su primer concierto, su primer recuerdo, su primera historia que contar.Algo tienen los de Café Tacvba que ha trascendido a lo largo de veinte años, que ha pasado por generaciones, que hacen que la gente compre sus discos y acuda a sus conciertos como si fuera la primera vez; que las chicas se desprendan de su ropa y de su respiración para entregarla ahí mismo, algo tienen que reúnen multitudes sin importar precio y condiciones, que logran juntar en el mismo lugar a niños, jóvenes y ancianos. Ese algo, se llama...
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